Teatro y Urbanidad

Wednesday, February 14, 2007

Escenario belico /3/ mapa de Rio



















Una suerte completamente nueva de civilización.



Para empezar a describir esta “civilización” partía de dos palabras, conflicto e individualidad.

Se podría definir a la civilización quizás por un conjunto de costumbre (¿?) y un perfil de carácter (¿?) que estarían relacionados con la forma y geografía de la ciudad.

Senett, en su libro vida urbana y personalidad, vincula la forma urbana y la personalidad no en forma directa, sino sostiene que todas las relaciones se originan en el nivel de la personalidad y se encuentran mediadas por el proceso social. Una de las consecuencias de estas interacciones se manifiesta en el nivel especifico de la creación de la forma urbana, y esta a su vez realimenta los procesos que influyen en al personalidad por medio, de una acusación material.

Dentro de las planificaciones urbanas, que por supuesto después moldean las personalidades, o los caracteres de los actores urbanos, ciudadanos, Senett ve que toda urbanización planificada, ordenada y organizada lo único que produce es segregación y violencia. Que para la contingencia urbana es mejor operar con áreas de conflicto. Es decir es necesario hacer una valoración positiva del conflicto y una valoración negativa de la integración funcional y pensar que la planificación urbana debería contribuir al nivel del grado del conflicto social. Ya que la esencia de la experiencia del conflicto es cuando importa la experiencia para la supervivencia. En estas situaciones donde la gente tiene que enfrentarse para sobrevivir, el instinto de matar no prevalece, es solo cuando al individuo se le enajena el uso de su propio poder, el de ser un verdadero hombre, que el estalla y provoca la represión masiva del exterior.

Entonces la planificación urbana, que no observa la posibilidad de situaciones inciertas de conflicto y enfrentamiento es justamente la que potencia la violencia. Sennett ve imposibilitados en general a los urbanistas para proyectar lugares permeables al cambio porque pertenece a un grupo que necesita crear una imagen rígida del futuro porque no pueden aceptar el desconcierto y los conflictos imprevistos.

En Rio suceden unas situación de conflicto politico y de conflicto publico (espacio urbano e individualidad/ excepion y carnaval)

Políticamente la ciudad de Rio es un entramado de luchas territoriales, entre los narcos, la policía, que ahora se le sumo la Fuerza Nacional de seguridad (una fuerza armada disfrazada ya que ésta no puede actuar en espacios urbanos) que no tienen obligación de atender a las autoridades locales. Y por ultimo, las milicias, que se trata un grupo paramilitar. Este cuadro de guerra es el contexto de las sociedades civiles permanentes y veraneantes.

Son grupos paramilitares formados por policías, reformados o no, e integrantes de órganos de seguridad, como cuerpo de bomberos, guardas penitenciarios, Fuerzas Armadas e incluso empresas de seguridad privada, que, en nombre de la garantía de paz durante el Pan, invaden las comunidades fuertemente armados y hacen que los narcotraficantes retrocedan, imponiendo un nuevo poder. Según fuentes locales, los grupos tienen nombres como Galácticos y MIB (en referencia a la película Hombres de Negro – Man in Black). Llamadas “Autodefensas Comunitarias” (“ADC”), estas “milicias”, instituyen un poder paralelo que incluye el control sobre actividades como el transporte alternativo (furgonetas, remises y moto-taxis) y el “net-cat”, es decir, la central de distribución de puntos ilegales de TV a cable. Los grupos cobran tasas de seguridad a moradores y pequeños comerciantes y llegan a controlar asociaciones de moradores.
Se trata de milicias armadas por fuera de la comunidad que no tiene ningun grado de vínculo afectivo con el lugar.

la acción de las milicias es una fuerza-tarea para evitar que durante el Pan ocurran enfrentamientos que ocasionen víctimas en las comunidades. Con las ocupaciones y la salida aparente de los narcotraficantes armados y de las drogas del escenario, se instala en las comunidades un sentimiento momentáneo de paz, aunque los moradores temen futuros enfrentamientos, con el regreso de los narcotraficantes. “La población es coadyuvante, una mera espectadora en la situación”, dice Costa. La acción de las milicias combinada con un refuerzo de la vigilancia ostensiva en las calles reduciría la violencia visible, lo que sería bueno para la imagen del poder público.
Jaílson de Souza afirmó que, en el Complexo da Maré, narcotraficantes de Nova Holanda y de Baixa do Sapateiro, pertenecientes a facciones rivales, ya indican la posibilidad de unión contra la llegada de las milicias armadas. En otras comunidades, como Vigário Geral y Parada de Lucas, los narcotraficantes hicieron un acuerdo de paz para proteger la actividad del narcotráfico contra la llegada de las milicias, afirman liderazgos locales. En la región, ya no ocurren más ejecuciones: los gerentes locales del narcotráfico juzgan y punen los crímenes de acuerdo con el código penal oficial. La estrategia funcionaría para garantizar que los soldados del narcotráfico se sientan más seguros con sus líderes que con la milicia y que la comunidad sienta más simpatía por los comandos que por las milicias.

Pero a este mapa de conflicto habría que sumarle unas situaciones de excepción donde los grupos sociales se mezclan, en espacios públicos como la playa y durante el carnaval.

Rio tiene la excepcionalidad de la playa, donde el encuentro es ocasional e informal. Una ciudad con tanto espacio público en uso genera por lo pronto una manera muy particular de convivencia urbana de actores. La escena playera que se realiza prácticamente desnudos, produce la igualación entre grupos inesperados, y la fomenta la colectividad.

En la pla la individualidad es podríamos decir tabú.

Otra situación excepcional es el carnaval, introducido dentro de un calendario que prevé el retorno al statu quo. No se trata de un sentimiento revolucionario en el tiempo, revolucionario en el sentido del cambio. Sino de un cambio perecedero que tiene la certeza de luego volver a la situación anterior.

También como parte de los excesos, y acorde con el fenómeno de inversión, el carnaval es una crítica al orden establecido: social, sexual, económico, etc.

Estas situaciones de excepción permiten la supervivencia y el encuentro entre grupos sin que mida una tensión.

La falta de espacios individuales y un sentimiento apocalíptico crean un clima enardecido y vertiginoso, donde la situación de guerra latente es muy sensible, no solo por la presencia de la policía en las calles .

El ambiente esta regado por una violencia cotidiana que incluye el riesgo en cada mínima acción, aunque se trata de una acto sumamente inocuo como subirse en un colectivo.

Esto puede ser visto como una representación también de temor y miedo per no se trata de una resignación abulica , muy por el contrario parece una desesperanza alegre.

Nenhum risco, nenhum divertimento.

Es un teatro de la acción donde no existe espacio para la reflexión. Y esta acción irreflexiva y encaminada sinsentido, actúa una situación similar a la guerra. Pero donde los términos de la batalla han sido intercambiados por los de la diversión.

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